andino

"... Nos sentamos en un banco de la plaza a esperar. De pronto aparece un duende de capucha de buzo que nos pide una moneda, se presenta con el nombre de Andino y charlámos un rato. Nos regala unas habas para chupar mientras nos dice "estas son para traer lindos recuerdos", hermoso.
En una especie de complicidad, esa que tenía el Arrigo conmigo y que hacía sin que mi abuela se diera cuenta, le regalo una moneda sin que la Marti lo note. No sé, pero es fascinante ese instante de uno o dos segundos de complicidad compartida..."


Un fragmento de mi libro de viaje por Perú.