(sábado de cajitas)

Valió la pena viajar de madrugada casi sin dormir para
poder disfrutar de ésta siesta en barrio Acosta.
La gente del abra alucinante como siempre, como los chicos
mágicos del barrio que no dejan de sorprender.
Las cajas de colores para atrapar el mundo de Acosta en
un papel sensible, en una foto casera.
Ahora entramos a contar las horas para ver las caritas
cuando aparezcan las imagenes que ellos produzcan
sin megapixeles ni marcas, solo con la curiosidad y las ganas
de jugar.
Gracias al abra!

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