"...vos sos para mí perfume de azahar
vos sos como un sol,
brillando en mi cielo estás, callejón..."
Sábado por la noche en Córdoba. Arriba una luna perdída entre nubes pero aún asi se deja ver. Frente al galpón del rock varios chicos aguantan la hora que falta para que arranque a tocar uno de los pocos guitarristas que nos quedan. Si, ya se nos fué Pappo. Los miro saltar como lo hice yo en su momento con "Los redondos" cuando viajábamos con el Waldo a hacer historia. Pero así y todo, por más que los chicos salten y canten, fumen uno compartido de amistad y no molesten a nadie, siempre habrá un robocop sin ley que te encanará. Y así fué, dos patrullas, dos señoritos recién salidos del horno suman su rencor social a sus uniformes y les empañan la fiesta a los pibes que hasta ahí eran felices.
Ya pasó media hora de las once de la noche, Skay viene atrasado, la cerveza está bien fría. Se apagan las luces y ahí estalla todo. Riffs y riffs de guitarras afiladas con equipos Marshall clásicos sin ningún artilugio más que los trucos que un gurú del rock pueda tener. La gente vibra, Skay brilla, lo pienso el Keith Richard argentino.
Alejarse al baño, descubrir desmayos, volver a tratar de caminar, saludar a Eugenia, buena gente del laburo.
Skay apila canciones y seguridad de músico profesional. Corte de diez minutos, alejarse al fondo, dicen que ahí suena mejor. Ahí estoy parado, listo para lo que vendrá. Y llega de golpe para sacudirte en un segundo, la Negra Poli, su sonrisa entre la gente que no la reconoce pero yo si. Abrazo, sonrisa materna. Sigue su camino de la mano de la producción. Y ahí te dás cuenta, ahí todo se desvela, por eso son lo que son y fueron lo que fueron. Porque sabían cuidarnos cuando el rock "era peligroso", porque entiendo ahora los códigos con Omar, porque los redondos y Skay son una fiesta y en las fiestas nos divertimos, nos cuidámos y nos queremos. Porque los chicos no nacen malos.
Esos pequeños guiños que me dá la vida, esas sonrisas que llenan, la de la Negra, la de Pappo, la de Sarco, la de las dos nenas bolivianas, las de Rosario, las que son verdaderas, las que no piden nada.
Después abrazaría a Euge porque el primer saludo había sido poco efusivo y ella me diría que lo había sentido así. Vendrían más rocanroles, algo redondito y partir completo.
1 Comment:
Y si.... cuando se "redondea" la noche... todo se torna sentimiento y amistad.
En mi caso... siempre que la crucé a Sra. poli su aura me dejó tieso.
lmtr
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