LA HUMILDAD DE LOS GRANDES

"La música no es matar o morir" dijo, y ahí justo llegaba yo al patio de Collegium, al patio de casa, al patio de los chicos, al patio de todos. Simple, con su acordeón y disparando ideas, frases, consejos, estaba el Chango Spaziuk sentado en la silla bajo la media sombra, lleno de chicos y de gente mayor alrededor. El camino recorrido se nota a la legua miéntras habla. Todo lo que aprendió no duda en mostrarlo, en explicarlo, en regalarlo. Por momentos empiezo a mezclar sus palabras con los gritos de los chicos que ajenos a al chango juegan en el playón. Otros no tan ajenos, nenes de 7 años, se atreven a preguntar. El les contesta, se emociona contándo sobre su padre, sobre la carpinteria y ellos escuchan. Una nena le cuenta que en primer grado bailó un estilo que se toca con el acordeón. El lo toca, ellos lo bailan y todos sonreímos. Acá se ama la música, se la siente, se la disfruta.

Atardece debajo de la mediasombra y bajo el jacarandá. El chango se habló todo. Estamos empachados de buenas palabras. Lo aplaudímos y nos vamos. Camino el pasillo de salida otra vez inflado de lo mejor de la paz para mi alma. Cuánto me falta aprender... y cuántos ni lo intentan!


1 Comment:

Anónimo said...

Un maestro el chango, humilde, ahi te das cuenta que la guita no es todo para ese tipo de personas, ellos son los que sienten la musica de verdad y hacen lo que se les canta sin depender pura y esclusivamente del dinero!Muy buenas las fotos capa!Un abrazo y salud para los que hacen musica sin pedir nada a cambio y por gusto y placer!!
pTc