Serie Diaria IX

Día de lavar la ropa. El meneo constante del lavarropas mima y altera las telas. En casa los lavarropas nunca fueron automáticos, viene de familia ajjaja! Automatización NO! Digamos que si el disfraz diario se mareó con el lavarropas, ni hablar con el secarropas. Este último vendría a ser una especie de "samba" de parque diversiones, o ¿de inversiones?.

Si, estoy seguro que es un samba porque cuando acomodás mal la ropa se sacude igual que ese juego del demonio que sólo despide música horrorosa para mentes perversas.

Y las telas completamente alteradas son una sola arruga y eso significa un desequilibrio para el tejido y los hilos. Entonces ahí salgo a buscarles un poco de energía del sol. Hago lo mismo que hace el Toni Tuttoni (porque mi perro es tano) los días de sol que te parten al medio y el tarado se echa al sol como si nada. Capaz que busca que se le queme el rancho un poco más así tolera a los dueños. Andá a saber.

Ya en el techo solo queda colgar la ropa para que el viento la menée un poco más y el sol la cargue de energía. Después viene la jaula. El encierro de las telas. La opción para evitar que la seducción de mis camisas tiente a otro personaje a creerse ser yo. Los broches y el alambre. Una vez de chico fuimos con el Wada a la fábrica de broches de San Francisco para buscar laburo. Dejá, creo que laburarle gratis era más rendidor.

(fotos para oxidar alambres)